viernes, 26 de febrero de 2010

EL DRAMÁTICO HUMORISMO DE DISCÉPOLO


Dicen que Enrique Santos Discépolo tenía muy buen humor. O, por lo menos, lo aparentaba. Humor y dolor se dan la mano en sus canciones, casi siempre mezclados, aunque parecía querer dejar sentada la diferencia: unos eran tangos dramáticos (Tres Esperanzas, Sin Palabras, Confesión…), otros “graciosos” (Qué vachaché, Chorra, Justo el 31…) o nostálgicos (Cafetín de Buenos Aires, Sueño de Juventud –vals–, El Choclo…)
Pero en casi todos existía un nexo entre lo humorístico y lo dramático. Como diría Nicolás Olivari, “un perno del humorismo porteño, engrasado por la angustia”.
Veamos algunos ejemplos:
En “Tres Esperanzas”, la dramática enumeración de circunstancias de la vida de un tipo, engañado por la gente, burlado por las mujeres y huérfano de madre, que dice irónicamente: “¡Las cosas que soñé! ¡Me cache en dié, qué gil!”.
En “Cafetín de Buenos Aires” reconoce haber aprendido filosofía, dados y timbas en el mismo recinto que de chiquilín espiaba con la ñata contra el vidrio. Con el lenguaje empleado parece intentar que no se tomen en serio lo que cuenta.
Esta Noche me Emborracho”, ya desde el título recuerda a esos intrascendentes tangos prostibularios de principio del siglo pasado, como queriendo dar un tono jocoso al drama que pinta con expresiones que también pretenden burla. Comienza encontrando a su ex “sola, fané, descangallada y con una percha en el escote…” es decir, hecha “un cascajo”. Decide lo que anuncia en el título como reemplazo del suicidio. Pero no será una borrachera común, sino que promete: “me mamo bien mamao…”
Hasta en los tangos manifiestamente cómicos, se puede ver el drama. En “Chorra” se ve a un pobre tipo despojado de todo el esfuerzo de su vida, por culpa de un metejón que resultó ser una asociación ilícita entre la mina, la madre y el padre que lo “pelaron con la cero”, robándole en tres meses “la casilla de la feria, la ganchera, el mostrador”. Y en “Victoria”, el canto de un pobre dominado que no atinó a escapar de su mujer que lo tenía “ensartenao como el último infeliz”. La única solución fue que ella misma se fuera.
El conocimiento popular de los tangos discepoleanos ha hecho de “Cambalache” el prototipo o el ejemplo de su obra. En mi entender, no llega ni a la décima parte de la altura de otros, no sólo más representativos del hombre desamparado, sino también con mayor altura poética.
Si tuviera que elegir uno, sólo uno de los tangos, elegiría “Quien más quien menos”. En él describe una historia, a modo de sainete:
En el cabaret encuentra a su novia de ayer “obscena y cruel”, la compara con lo que ha caído él y la comprende con una frase que, sola, podría justificar a Discépolo aunque no hubiera escrito ni una línea más:
"Quien más... quien menos... Pa' mal comer,somos la mueca de lo que soñamos ser."
Enrique Santos Discépolo, quedó huérfano de padre y madre muy chico. Quizás por eso llevó la tristeza metida en su humorismo.
Murió de tristeza a los 50 años, mimado por el poder y abandonado por sus amigos. Pero esa es otra historia
Vamos, que todo duele, viejo Discepolín... Homero Manzi

viernes, 12 de febrero de 2010

GUALEGUAYCHÚ












¿Cuánto hace que está cortado el puente de Gualeguaychú - Fray Bentos? ¿Dos años? ¿Tres?
Probablemente lo que voy a decir cause bronca en algunos, pero cada uno debe decir lo que piensa.
Ese puente, de más de 5 Km de largo y 11 metros de ancho, desde 1976 hasta la fecha del corte, fue haciendo realidad aquello de “el río nos une”.
Costó 22 millones de dólares, aunque ese costo fue absorbido casi inmediatamente por el beneficio económico que produce.
O, mejor dicho, producía. Porque el esfuerzo de tantos argentinos y uruguayos desaparece por un grupo que alega otro daño económico eventual, se ha arrogado el derecho de despilfarrar los bienes que nos pertenecen a todos.
Pero el daño mayor se ha producido al deteriorar las relaciones con nuestro hermanos uruguayos.
Es posible que la protesta tenga asidero real –no tengo porqué dudarlo– pero la persistencia de un corte impopular, ha dado argumentos a la otra parte y la ha desleído hasta ser olvidada la causa original.
Creo que es hora de buscar nuevas formas de reclamo.