miércoles, 2 de febrero de 2011

EL ESPÍRITU


En la última entrada de este blog, marcaba mi tristeza por la muerte de María Elena Walsh. Poco después las noticias periodísticas nos hablaban de la internación del Líder sudafricano Nelson Mandela y sus noventa y dos años nos hacían suponer una difícil recuperación. Relacioné los dos episodios.
¿Qué tiene que ver Mandela con María Elena?
Para explicarlo, me remonto a varios años atrás: los cincuenta.
La televisión existía pero para sólo para muy pocos. La radio nos llenaba de un mundo superior al que puede darnos ahora la tele. Escuchábamos un programa llamado “Latitud 34”. Recuerdo que comenzaba más o menos así:
“…(espacio borrado de la memoria)… siempre hay una guerra lacerando al hombre y ensangrentando la tierra (sonido de bombas y metralla). Pero, a pesar de todo, la humanidad avanza, porque en la criatura humana hay Espíritu… y el Espíritu es luz.”

Más de medio siglo después, al referirme a figuras como las que acabo de nombrar, no puedo menos que comprender la realidad de ese Espíritu que flota sobre los humanos.
Cada tanto, Dios toca a personas que, como nuestra María Elena o el internacional Mandela, empujan los engranajes que hacen que la “máquina” avance.
Puede ser Gandi, la Madre Teresa, Luther King, el poeta que nos hizo felices con una estrofa o el vecino que nos ayudó desinteresadamente en nuestra tarea.
Pero estoy seguro que el motor es el mismo: el ESPÍRITU que, como decía aquel programa radial evocado, es Luz.