miércoles, 26 de noviembre de 2014

RECUERDOS DE UN CHIQUITO

En realidad se trataba de dos chiquitos. Uno era yo, cuando me faltaban un mes y un día para cumplir diez años. El otro era un gran chiquito.
Uno de los chicos
Era el día 26 de noviembre de 1954. A los 28 años, el boxeador mendocino Pascual Pérez, que medía 1,52 m y pesaba 48 Kg, se enfrentó en Japón con el campeón mundial de peso mosca,Yoshio Shirai. De ese día, hoy se cumplen 60 años.
Ganó la oportunidad de pelear por el título, gracias al empate que unos meses antes había obtenido contra Yoshio el el Luna Park de Buenos Aires. (recuerdo haber escuchado esa pelea –tele no teníamos– que se resumía en: “Pega Pascualito, traba Yoshio… Pega Pascualito, traba Yoshio…” y así.)
Eso es lo que más o menos dicen todas las crónicas.
Yo tengo otros recuerdos.
El combate por el título se realizó en Tokio a las 8:00 de la mañana de nuestro país. A esa hora yo estaba en tercer grado de la escuela Nº 7 de La Reja (Aún no se llamaba “Antártida Argentina”) y aprovechábamos las oportunas “distracciones” de la maestra, Susana Saint Pierre, para corrernos hasta la casa de la portera, que vivía al fondo de la escuela, y escuchar la radio a través de la puerta.
El gran "chico"
Cuando terminó la pelea, los emisarios fueron llevando la noticia a sus respectivas aulas. Un rato más tarde apareció por los grados la directora: “¡Ganó Pascualito!”. Y entonces pudimos dar rienda suelta a nuestra euforia. Toda la escuela daba muestras de lo que había sido el triunfo para nuestro país.
A partir de allí Pascualito se transformó en nuestro héroe, siguiendo su carrera en transmisiones radiales donde se escuchaban más los ruidos que los relatores.
Cuando ganó al español Young Martin, era tal mi alegría que, dejando de lado la rígida disciplina de entonces,  le grité a mi abuelo en tono de burla: “’Le ganamos al gallego, abuelo!” . A lo me contestó cabrero: “¡Que no es gallego, coño, es madrileño! Y tú no le has ganao a nadie”.
Seis años más tarde, el imbatible héroe perdió su título con Pone Kingpetch, un tailandés con más altura, más alcance de brazos y menos años.
Después debimos acostumbrarnos a la derrota hasta que se retiró. “Es por la tristeza que le produjo el abandono de su mujer”, decían los mayores.
Mi recuerdo de Pascual Pérez no termina allí. Una vez lo vi “en persona” comiendo con el “mono” Gatica en el restaurante Mayo de Frutos, a 3 cuadras de casa. Hablaban de boxeo, según expresaban los gestos que veíamos a través del vidrio contra el que aplastábamos la ñata. Quizás lo soñé.
Pascualito murió a los cincuenta años.

Mi recuerdo perdura. Acaso porque él era chiquito, como yo, pero más grande.

domingo, 12 de octubre de 2014

DELEGACIÓN DEL PODER

–¡Quedate quieto! ¡No hagas eso! – le dice la mamá, al nene que se empeña en romper en pedacitos una de las viejas revistas y desparramarla por el piso  del consultorio.
Como el nene persiste en su actitud sin hacerle el mínimo caso, la madre le díce cariñosamente, mirándome con una mirada de complicidad:
–No hagas eso porque el señor te va a  retar. Mirá al señor…
– No.– contesto impasible – yo no te voy a retar. Quien te debe retar es tu mamá, pero no se anima.

lunes, 3 de marzo de 2014

DESMENTIDA

...consultado sobre el particular, el funcionario, visiblemente ofuscado, afirmó:
"Desmiento categóricamente que los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra. 
Salen por la misma."

jueves, 2 de enero de 2014

VEDERAS

Dice Homero Manzi en Milonga del 900:
"Me gusta lo desparejo y no voy por la vedera"
Si te gusta lo desparejo, andá por la "vedera", hermano, que te vas a hacer un festín.