Hoy
es 20 de julio. La fecha “me sonaba”. Hasta que recordé: Hoy es el “día del amigo”. ¿Lo es? Porque no lo vi
precedido por grandes publicidades, como otros años. Hoy mismo, no lo vi en los principales portales de
noticias ¿Entonces?
Busqué
en internet y descubrí que las Naciones Unidas recomienda celebrar ese día el
30 de julio, coincidiendo con una fecha instituida en Paraguay allá por los 50.
No
obstante ello, en Argentina, Uruguay y Brasil lo conmemoramos el 20 (¡¡HOY!!),
recordando la llegada del hombre a la luna. Mejor dicho, la actitud de unidad
mundial ese día de 1969, frente a los televisores.
Recuerdo
que lo vimos en la que era casa de Laura (éramos solteros) con algunos amigos.
No recuerdo quienes, sólo me acuerdo de Jorge K, que temía que a los
astronautas se los tragara la tierra (mejor dicho, la luna) Inútil fue
explicarle que antes de ese alunizaje, la luna ya había sido explorada.
Desde
entonces algunos sostienen que todo aquello fue un montaje. Como a Jorge, me
dedico a explicarles a los descreídos, que si el viaje hubiera sido falso, los
rusos, que desde el Sputnik, venían superando ampliamente a los norteamericanos
en la carrera espacial, hubieran saltado enseguida denunciando la patraña.
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¿Lo dudás? |
“¿Y si no sabían? ¿Si ellos también fueron
engañados?”, me preguntan algunos. Les contesto que sólo basta ubicarse en la época, en plena guerra fría y recordar que
ambos países estaban mutuamente plagados de espías, contraespías y dobles espías.
Hubiera sido imposible el engaño.
“¿Y por qué no volvieron más?”, insisten
los escépticos. Mi respuesta es categórica: ¡¡¿Y-yo-qué-sé?!!
Así
y todo, los incrédulos van desde mi abuela (comprensible en una persona nacida
en el siglo XIX) hasta uno de mis hijos.
Pero
en realidad, no importa si llegaron o no a la luna. Lo que importa es que ese
día vivimos unidos a una imagen (o a un sonido los que lo tenían tele, que por
entonces eran muchos). Una meta común para el ser humano.
Dejemos
entonces otras fechas y usemos las que tenemos aquí, para saludar a nuestros
amigos.
Y
aquí el escéptico soy yo. ¿Quiénes son nuestros amigos? ¿Los que comparten
nuestro muro? En tal caso yo no tengo amigos, porque no tengo Face.
No
tengo ganas de definir qué es un amigo/a, esencialmente porque no lo sé. Pero
mis amigos/as lo saben.
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Esto nadie lo duda |