martes, 28 de febrero de 2012

EL MINOTAURO

El nombre sugiere un toro afeminado, en la terminología lunfarda. No era así, aunque si era un toro un tanto rarito: tenía de toro sólo la cabeza, porque el cuerpo era de hombre.
Esta rara hibridés estaba originada en haber sido concebido por una mujer y un toro.
La historia es bastante sórdida para mi gusto.
Minos, un mítico rey de Creta. Era hijo de Europa y… algunos dicen que de Asterión, su esposo. Los maledicentes suponen que, en realidad, tanto Minos como sus hermanos Radamantis y Sarpedón eran hijos de Zeus, que unos años antes había raptado a Europa transformándose en un toro blanco.
El caso es que Minos quería heredar el trono de Asterión desplazando a sus hermanos y para eso le pidió ayuda a Poseidón.
El dios del mar hizo salir del Egeo un hermoso toro blanco (¿sería Zeus?) que debía sacrificar en su honor. Cuando Minos lo vio tan hermoso dijo ¡minga!, lo escondió entre los otros toros del rebaño y sacrificó a uno cualunque en su lugar.
¡Malo se puso Poseidón!
Tanto que le echó una fiera maldición: Su esposa Pasifae se enamoró perdidamente de ese toro. A Minos mucho no le importó, porque no es fácil que una mujer pueda concretar su amor con un toro, por lo que la posibilidad de que le pasara los cuernos era casi nula. Lo que no contaba el rey es con que siempre hay personas que para todo encuentran remedio.
Esa persona fue el arquitecto Dédalo que, a pedido de Pasifae, encontró la solución. Construyó una vaca de madera, donde cabía la enamorada en una posición apta para ser fecundada por el toro. Y así fue.
El caso es que, de dos hermosuras nació un monstruo: el Minotauro que, traducido, significa “el toro de Minos” (mucha imaginación no tenían para bautizar). Y, para que la maldición sea perfecta, como diría Borges, no era un toro vegetariano, como lo son todos, sino que era carnívoro y su comida preferida era la carne humana.
Cuando el tipo se puso insoportable, Minos le pidió al arreglatodo de Dédalo que le hiciera una jaula para encerrarlo. Así fue como nació el archiconocido laberinto de Creta.
Más le hubiera valido a Dédalo construir una simple jaula con un buen candado, sin tantas innovaciones tecnológicas, porque aquel laberinto no era tan perfecto. Cada tanto, Minotauro salía y se comía a cuantos encontraba en su camino.
Hubo que recurrir a Teseo que, con la ayuda de otra hija de Minos, Ariadna, logró librar a los cretenses de tal horror.
Pero esa es otra historia…

2 comentarios:

A girl called María dijo...

La mitología Griega tiene historias bellísimas detrás.

¡Saludos!

Gaviota dijo...

He regresado a tu blog para leer más de lo que escribes, en mi familia nos gusta leer mitología, este fin de semana largo estuvimos lleyendo justo del Minotauro, Teseo y Ariadna. Excelente lo que publicas. Felicitaciones amigo