martes, 12 de agosto de 2008

PRESUPUESTO


Tengo necesidad de hacer un trabajo de albañilería. Busco a un albañil amigo y le explico que quiero hacer un alisado en el piso y algunos remiendos que faltan. Me dice que tiene poco trabajo, así que nos podemos ayudar mutuamente.
El albañil va a casa, mira y diagnostica. Son sólo tres días de trabajo, así que me va a costar mil doscientos pesos de mano de obra.
¡Esa es la suerte de tener albañiles amigos!
Me pongo a hacer cuentas y noto que por cada día de trabajo me cobra $ 400. Si los multiplicamos por los 26 días que se trabajan en el mes (para los cuentapropistas los sábados son un día más de la semana) tenemos que este amigo gana $ 10.400 pesos mensuales.
Me conmueve: ¡Para no humillarme vino a casa en bicicleta y no con su Mercedes!
O quizás…
Se equivocó en la cuenta…
O ese es el motivo por el que tiene poco trabajo…
O se quiere salvar conmigo de los días que no trabaja…
O quizás sólo se trata de la condición moral del ex amigo.
Yo me pregunto: ¿Por qué nos quejamos cuando un poderoso nos explota, si cuando tenemos la oportunidad de reventar al otro lo hacemos sin compasión?
Y lo que es peor: lo hacemos con uno de nuestra misma clase.
Cada vez me convenzo más que no soy para este mundo.

2 comentarios:

Adolfo Calatayu dijo...

Nos quejamos porque sabemos que ese reclamo no tendrá la menor respuesta;en cambio frente a "un par" preferimos callarnos y hacer como que no pasa nada; así nos va...
un abrazo

Anónimo dijo...

Una vez me pasó lo mismo. Tenía que pintar el frente de casa y llamé al padre de unos amigos de mis hijos (vecinos)compadecido por que casi siempre estaba sin trabajo. Terminé pidiendo una licencia sin goce de sueldo por quince días, hice el trabajo en tres, me tomé el resto como vacaciones como pago del trabajo realizado y me costó la tercera parte del presupuesto del pobre desocupado.